Actualizaciones en el diagnóstico de ERGE: Consenso de Lyon 2.0 (2023)

Desde 2018, el consenso de Lyon se ha convertido en la principal referencia para la definición de criterios para el diagnóstico seguro de la enfermedad por reflujo gastroesofágico (ERGE). Sin embargo, la ciencia está en constante evolución y, por lo tanto, acaba de publicarse la versión 2.0 de este consenso, actualizando las recomendaciones de acuerdo con los resultados de los estudios de los últimos cinco años. Si desea acceder a esta nueva versión en su totalidad, haga clic aquí. Gastropedia, sin embargo, trae aquí los highlights para facilitar su vida.

¿Cuál es la relevancia?

La presencia de síntomas típicos de ERGE, a veces, es suficiente para la prescripción de terapia medicamentosa con antisecretores (ej: inhibidores de la bomba de protones, bloqueadores ácidos competitivos de potasio). Sin embargo, se recomienda un diagnóstico indiscutible de ERGE para investigar síntomas atípicos, evaluar adecuadamente a los pacientes con síntomas refractarios, justificar el uso prolongado de medicamentos o indicar terapia invasiva.

¿Cuáles son los principales cambios?

  • Esofagitis erosiva Los Angeles grado B pasa a ser evidencia concluyente para el diagnóstico de ERGE, siguiendo la tendencia de las publicaciones de las guías de 2022 de la AGA (American Gastroenterological Association) y de la ACG (American College of Gastroenterology
  • Definición de métricas para usar en la pHmetría prolongada sin cables;
  • Definición de parámetros para el diagnóstico de ERGE refractaria en exámenes realizados en uso de tratamiento antisecretor;
  • Refuerza que los pacientes con síntomas atípicos aislados tienen una menor probabilidad de asociación con ERGE y que, por lo tanto, deben preferentemente ser investigados con endoscopia y monitorización prolongada de reflujo en detrimento de la terapia empírica (puedes leer más sobre el tema haciendo clic aquí);

¿Cuándo tengo un diagnóstico seguro de ERGE?

  • Criterios en endoscopia digestiva alta (para maximizar el rendimiento diagnóstico, realizar de 2 a 4 semanas después de suspender la terapia antisecretora):

    • Esofagitis erosiva grados B, C o D;
    • Esófago de Barrett confirmado en biopsia;
    • Estenosis esofágica péptica.

  • Criterios en exámenes de monitorización prolongada de reflujo

    • Tiempo de exposición ácida total (AET) > 6%
    • > 80 episodios de reflujo
    • Media nocturna basal de la impedancia (MNBI) < 1500 Ω

  • Cuando hay evidencias límite o inconclusas en los exámenes de endoscopia y de monitorización prolongada de reflujo apoyadas por evidencias adyuvantes.

¿Debo suspender o no el IBP para realizar la pHmetría?

La mayoría de las veces, el examen de monitorización prolongada del reflujo debe realizarse después de la suspensión de la terapia antisecretora durante al menos 7 días. Sin embargo, suspender o no el IBP dependerá de los exámenes previos y del objetivo del examen, como se describe a continuación:

  • Examen SIN terapia antisecretora durante al menos 7 días: Utilizar cuando todavía quiero confirmar ERGE (en el caso, por ejemplo, de investigación en paciente con endoscopia sin esofagitis erosiva o con Los Angeles A);
  • Examen EN terapia antisecretora: Utilizar cuando ya tengo la certeza de que tiene ERGE, pero quiero investigar por qué los síntomas persisten. En este caso, el uso de impedancio-pHmetría puede ser superior, ya que permite la identificación de reflujo no ácido o débilmente ácido.

A continuación, presentamos un resumen de los hallazgos que establecen evidencia concluyente para ERGE según el Consenso de Lyon 2.0.

Figura 1: Definiciones para diagnóstico confirmatório de la enfermedad de reflujo gastroesofágico (ERGE) conforme Consenso de Lyon 2.0. Adaptado de Gyawali CP et al, 2023.

Referencias

  1. Gyawali CP, Yadlapati R, Fass R, et al. Actualizaciones para el diagnóstico moderno de ERGE: Consenso de Lyon 2.0. Gut. Epub ahead of print 21 Sep 2023. doi: 10.1136/gutjnl-2023-330616

Como citar este artículo

Lages RB; Gamarra ACQ. Actualizaciones en el diagnóstico de ERGE: Consenso de Lyon 2.0 (2023) Gastropedia 2024, vol. 2. Disponible en: https://gastropedia.pub/es/gastroenterologia/actualizaciones-en-el-diagnostico-de-erge-consenso-de-lyon-2-0-2023/




¿Cuándo se recomienda el uso de betabloqueadores en pacientes con cirrosis hepática?

La hipertensión portal es la complicación más común de la cirrosis hepática y se considera el punto clave para el desencadenamiento de ascitis, encefalopatía y várices esofágicas y, de esta manera, se considera un hito para la toma de decisiones, siendo su diagnóstico fundamental en el seguimiento de pacientes cirróticos.

¿Cómo podemos hacer el diagnóstico de hipertensión portal?

El patrón oro para la definición de la hipertensión portal es la medida del gradiente venoso de presión hepática (HPVG). Valores por encima de 5mmHG definen hipertensión portal. Cuando este gradiente supera los 10mmHg, consideramos que la hipertensión portal es clínicamente significativa (HPCS), estando el paciente propenso a la aparición de descompensaciones. La presencia de várices esofágicas en pacientes con diagnóstico de cirrosis, también implica en la presencia de hipertensión portal clínicamente significativa independiente de la medida del gradiente venoso.

Como la realización de la medida del gradiente venoso de presión hepática no es una práctica rutinaria, además de ser un examen invasivo, se admite que, valores de rigidez hepática ? 25 kPa obtenidos a través de la elastografía hepática transitoria, son definidores de HPCS, con especificidad y valor predictivo positivo > 90%. Por ser un examen no invasivo, capaz de proporcionar tal información, la elastografía hepática transitoria ha sido cada vez más utilizada en el seguimiento de pacientes cirróticos compensados con el fin de proporcionar datos para que pueda ser instituido precozmente el tratamiento farmacológico de la hipertensión portal, sin que haya la necesidad de la realización de endoscopias seriadas o incluso la medida del gradiente venoso de presión hepática.

¿Y cuál es el papel de los betabloqueadores en el tratamiento del paciente con cirrosis hepática?

Los betabloqueadores no selectivos (propranolol, nadolol y carvedilol), se han utilizado de rutina, con beneficios comprobados en la profilaxis primaria de sangrado de várices de riesgo y como adyuvante en la profilaxis secundaria del sangrado varicoso.

Se consideran pacientes de alto riesgo para sangrado aquellos con várices esofágicas de calibre fino con signos de color rojo, várices de calibre medio y grande, várices gástricas y pacientes descompensados en ascitis con várices de cualquier tamaño.

El Carvedilol es un betabloqueador no selectivo, con actividad alfa-1 bloqueadora y parece ser más efectivo que los betabloqueadores tradicionales en la reducción de la hipertensión portal, habiendo sido recomendado en el último consenso de Baveno VII, como el betabloqueador de elección en el tratamiento de la hipertensión portal. Su dosis actualmente recomendada es de 12,5mg/día, dividida en dos tomas y los pacientes deben ser monitorizados en relación a sus principales efectos adversos como astenia, disnea hipotensión arterial (PAS< 90mmHG).

El estudio PREDESCI mostró que el uso de betabloqueador, especialmente el carvedilol, en pacientes cirróticos con hipertensión portal clínicamente significativa (HPVG> 10mmHG) redujo la posibilidad de descompensación en ascitis en hasta un 40% en un subgrupo de pacientes con várices de calibre fino sin signos de color rojo, implicando en mejora de supervivencia.

El uso del betabloqueador en pacientes con hipertensión portal sin várices no tiene beneficios claramente comprobados. La profilaxis pre-primaria, es decir, el uso de esta medicación en pacientes cirróticos compensados, no demostró beneficio en la aparición de várices, sin embargo, el uso en pacientes con HPCS, incluso en ausencia de várices, ha sido una práctica cada vez más rutinaria, sugerida en los últimos consensos, con el objetivo de disminuir la descompensación a largo plazo.

En resumen…

En pacientes con diagnóstico de cirrosis hepática, el uso de betabloqueador, preferentemente el carvedilol, está indicado en:

  • pacientes sin ascitis con várices esofágicas de calibre fino sin signos de color rojo – para prevención de descompensación en ascitis;
  • pacientes descompensados en ascitis con várices esofágicas de calibre fino sin signos de color rojo – para profilaxis primaria de sangrado;
  • várices de calibre fino con signos de color rojo, várices de calibre medio y grande y várices gástricas– como profilaxis primaria;
  • várices de calibre fino con signos de color rojo, várices de calibre medio y grande y várices gástricas – como profilaxis secundaria asociado a la ligadura elástica;
  • sangrado recurrente por gastropatía hipertensiva portal;
  • pacientes con hipertensión portal clínicamente significativa ( LMS ? 25 kPa).

Referencias

  1. Turco L, Reiberger T, Vitale G, La Mura V. Carvedilol como el nuevo betabloqueador no selectivo de elección en pacientes con cirrosis e hipertensión portal. Liver Int. 2023 Jun;43(6):1183-1194. doi: 10.1111/liv.15559. Epub 2023 Apr 17. PMID: 36897563.
  2. Wong YJ, Zhaojin C, Tosetti G, Degasperi E, Sharma S, Agarwal S, Chuan L, Huak CY, Jia L, Xiaolong Q, Saraya A, Primignani M. Criterios Baveno-VII para predecir la descompensación e iniciar betabloqueador no selectivo en pacientes con enfermedad hepática crónica avanzada compensada. Clin Mol Hepatol. 2023 Jan;29(1):135-145. doi: 10.3350/cmh.2022.0181. Epub 2022 Sep 5. PMID: 36064306; PMCID: PMC9845679.
  3. Gralnek IM, Camus Duboc M, Garcia-Pagan JC, Fuccio L, Karstensen JG, Hucl T, Jovanovic I, Awadie H, Hernandez-Gea V, Tantau M, Ebigbo A, Ibrahim M, Vlachogiannakos J, Burgmans MC, Rosasco R, Triantafyllou K. Diagnóstico y manejo endoscópico de la hemorragia por várices esofagogástricas: Guía de la Sociedad Europea de Endoscopia Gastrointestinal (ESGE). Endoscopia. 2022 Nov;54(11):1094-1120. doi: 10.1055/a-1939-4887. Epub 2022 Sep 29. PMID: 36174643.
  4. de Franchis R, Bosch J, Garcia-Tsao G, Reiberger T, Ripoll C; Baveno VII Faculty. Baveno VII – Renovando el consenso en hipertensión portal. J Hepatol. 2022 Apr;76(4):959-974. doi: 10.1016/j.jhep.2021.12.022. Epub 2021 Dec 30. Erratum in: J Hepatol. 2022 Apr 14;: PMID: 35120736.
  5. Katarey D, Jalan R. ¿Betabloqueadores no selectivos en cirrosis: es hora de ampliar las indicaciones? Ann Transl Med. 2019 Dec;7(Suppl 8):S355. doi: 10.21037/atm.2019.09.56. PMID: 32016073; PMCID: PMC6976476.
  6. Villanueva C, Albillos A, Genescà J, Garcia-Pagan JC, Calleja JL, Aracil C, Bañares R, Morillas RM, Poca M, Peñas B, Augustin S, Abraldes JG, Alvarado E, Torres F, Bosch J. ? Los bloqueadores para prevenir la descompensación de la cirrosis en pacientes con hipertensión portal clínicamente significativa (PREDESCI): un ensayo multicéntrico, doble ciego, controlado con placebo. Lancet. 2019 Apr 20;393(10181):1597-1608. doi: 10.1016/S0140-6736(18)31875-0. Epub 2019 Mar 22. Erratum in: Lancet. 2019 Jun 22;393(10190):2492. PMID: 30910320.
  7. Garcia-Tsao G, Abraldes JG, Berzigotti A, Bosch J. Hemorragia hipertensiva portal en cirrosis: Estratificación de riesgo, diagnóstico y manejo: Guía de práctica 2016 de la Asociación Americana para el estudio de las enfermedades hepáticas. Hepatology. 2017 Jan;65(1):310-335. doi: 10.1002/hep.28906. Epub 2016 Dec 1. Erratum in: Hepatology. 2017 Jul;66(1):304. PMID: 27786365

Cómo citar este artículo

Ramos JSD, ¿Cuándo está recomendado el uso de betabloqueadores en pacientes con cirrosis hepática? Gastropedia 2023 Vol 2. Disponible en: gastropedia.com.br/gastroenterologia/quando-esta-recomendado-o-uso-de-betabloqueador-em-pacientes-com-cirrose-hepatica/




Lista de verificación para iniciar terapia biológica en la EII

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Los pacientes con fenotipo de EII (Enfermedad Inflamatoria Intestinal) moderada a grave y/o con factores de riesgo para un peor pronóstico, una vez elegidos para terapia avanzada con biológicos, deben pasar por una preparación para el inicio del tratamiento con seguridad.

Esta etapa pasa por la evaluación de 3 pilares:

  • Verificar si hay contraindicación relativa o absoluta al uso de tales medicamentos;
  • Rastreo de infecciones activas o latentes;
  • Actualización del estado vacunal

En lo que se refiere a las contraindicaciones o señales de mayor atención al uso de biológicos, tenemos:

  • Infección grave en curso, incluyendo absceso perianal;
  • Tuberculosis latente no tratada (debe esperarse un período desde el inicio del tratamiento para iniciar el biológico, preferentemente uno no anti-TNF);
  • ICC descompensada o fracción de eyección de VE ? 35% (contraindicación absoluta a anti-TNF);
  • Historia de reacción de infusión grave previa a biológicos;
  • Esclerosis múltiple u otras enfermedades desmielinizantes; neuritis óptica; linfoma previo (en estas condiciones el anti-TNF tiene contraindicación absoluta, los demás pesar riesgo x beneficio);
  • Malignidad corriente;
  • Enfermedad hepática descompensada (cirrosis Child B o C);
  • Infección crónica no tratada por el virus de la hepatitis B;
  • Infección por VIH no controlada;
  • Historia de melanoma (contraindicación absoluta a anti-TNF) o displasia de cuello uterino recurrente (contraindicación relativa a anti-TNF)

El próximo paso es la realización del rastreo infeccioso, que incluye:

  • Radiografía de tórax;
  • PPD y/o IGRA (prueba de liberación de interferón gamma);
  • Serologías para hepatitis B, C y VIH (considerar también agregar rastreo de sarampión, CMV, varicela zoster y Epstein-Barr – tener en cuenta que la infección primaria por EBV en pacientes inmunosuprimidos aumenta el riesgo de enfermedades linfoproliferativas, en este escenario se debe tener precaución al prescribir tiopurinas asociadas);
  • En presencia de diarrea, excluir la presencia de Clostridium difficile como agente mimetizador;
  • En la población femenina, también se recomienda la colpocitología para el cribado de la infección por VPH.

El rastreo de TB latente debe renovarse anualmente mientras el paciente esté en uso del biológico, especialmente si es de la clase anti-TNF, ya que sabemos cuánto es primordial el TNF-alfa para la estabilidad del granuloma.

En caso de pacientes con PPD ? 5mm, o IGRA + o secuelas en la radiografía de tórax sugestivas, primero se debe iniciar el tratamiento de la TB latente y solo iniciar el biológico después de 30 días del comienzo del tratamiento.

Pacientes con HBsAg + o con anti-HBc + aislado deben recibir terapia antiviral durante el uso de biológicos o inmunosupresores orales. En el primer caso, el tiempo de tratamiento será guiado por la enfermedad hepática. En el segundo caso (infección oculta), por al menos 6 meses después del final del tratamiento (si es el caso).

Estado vacunal

En lo que respecta al esquema de vacunación, las vacunas inactivadas son extremadamente seguras e indicadas para todos los pacientes con EII, e idealmente deben administrarse al menos 2 semanas antes del biológico, para no comprometer la respuesta vacunal. Las vacunas atenuadas están contraindicadas para los pacientes que ya están en uso de inmunosupresores o biológicos, o que están planeando iniciar tales medicamentos en las próximas 4 a 6 semanas. Solo podrán usar vacunas atenuadas después de 3 meses de suspensión de tales medicamentos (si es el caso).

Las vacunas inactivadas a considerar en pacientes con EII son: Influenza, Neumocócica, Tétano/Difteria (Doble Adulta), Meningococo, Hepatitis A, Hepatitis B (incluso se pueden hacer 4 dosis dobles apuntando a anti-HBs >10), VPH, COVID-19. Recientemente, también se lanzó la vacuna de herpes zoster inactivada recombinante, permitiendo su uso en pacientes en inmunosupresión o en planificación de iniciar biológicos, a diferencia de la vacuna disponible hasta entonces que era de virus atenuado.

Refuerzo, las vacunas atenuadas que no deben hacerse en el escenario de pacientes inmunosuprimidos son: triple viral (sarampión, paperas y rubéola), varicela, fiebre amarilla y la versión más antigua de la vacuna de herpes zoster compuesta de virus vivo atenuado.

Referencias:

  1. T. Kucharzik et al. ECCO Guidelines on the Prevention, Diagnosis, and Management of Infections in Inflammatory Bowel Disease. Journal of Crohn’s and Colitis, 2021, 879–913
  2. Chebli JMF et al. Preparing Patients With Inflammatory Bowel Diseases For Biological Therapies In Clinical Practice. Journal of Gastroenterology and Hepatology Research 2018; 7(2): 2535-2554
  3. Beaugerie et al. Predicting, Preventing, and Managing Treatment-Related Complications in Patients With Inflammatory Bowel Diseases. Clinical Gastroenterology and Hepatology 2020;18:1324–1335
  4. S. Riestra et al. Recommendations of the Spanish Working Group on Crohn’s Disease and Ulcerative Colitis (GETECCU) on screening and treatment of tuberculosis infection in patients with inflammatory bowel disease. Gastroenterología y Hepatología 44 2021 51—66
  5. R. Ferreiro-Iglesias et al. Recommendations of the Spanish Group on Crohn’s Disease and Ulcerative Colitis on the importance, screening and vaccination in inflammatory bowel disease patients. Gastroenterología y Hepatología 45 (2022) 805—818

Cómo citar este artículo

Vilela PBM, Lista de verificación para iniciar terapia biológica en EII Gastropedia 2023, Vol 2. Disponible en: gastropedia.com.br/sem-categoria/check-list-para-iniciar-terapia-biologica-na-dii/




Aumento de enzimas pancreáticas en la sangre – ¿cómo investigar o conducir?

A veces nos encontramos con pacientes que, incluso sin una razón aparente, presentan un aumento de las enzimas pancreáticas (lipasa o amilasa) en la sangre. ¿Cuándo valorar este hallazgo? ¿Está indicada la dosificación de las enzimas fuera del contexto de dolor abdominal?

Llamamos hiperenzinemia pancreática al aumento de las enzimas en la sangre. Hay varias posibles causas para este aumento, que generalmente involucran un desequilibrio entre la liberación de enzimas en el torrente sanguíneo y su eliminación, que puede presentarse disminuida.

La primera cuestión a recordar es que la amilasa es una enzima producida por varios tejidos, siendo las glándulas salivales y el páncreas los más destacados. La lipasa es mucho más específica del páncreas, aunque algunos sitios también pueden producir lipasa, como el estómago, duodeno, colon e hígado.

Estas enzimas son parcialmente eliminadas por los riñones y por el sistema retículo-endotelial (especialmente por el hígado). De esta manera, las enzimas son retiradas de la sangre en situaciones fisiológicas.

Causas de Hiperenzinemia Pancreática

Sin duda, la principal causa de elevación de las enzimas pancreáticas es la pancreatitis aguda (PA). Este es uno de los criterios para el diagnóstico de la PA definidos por el Consenso de Atlanta Modificado en 2012, según la tabla 1.

  1. Dolor abdominal
      2. Elevación de enzimas pancreáticas >3x LSN
      3.  Examen de imagen compatible con PA

Tabla 1.- Criterios diagnósticos para Pancreatitis Aguda

Por lo tanto, tiene sentido la dosificación de las enzimas en el contexto de dolor epigástrico (que puede irradiar a los hipocóndrios y la espalda), acompañado de náuseas y vómitos. En este caso, un aumento superior a 3 veces el límite superior de la normalidad concluiría el diagnóstico de PA, sin necesidad de una prueba de imagen.

La dosificación de las enzimas fuera del contexto del dolor aún puede representar algún problema pancreático. Cualquier proceso patológico en la glándula puede manifestarse con un aumento de las enzimas. Algunos ejemplos son:

  • Neoplasias pancreáticas
  • Neoplasias periampulares
  • Dilataciones ductales, como las encontradas en los IPMNs (neoplasia intraductal mucinosa)
  • Pancreatitis crónica
  • Disfunción del esfínter de Oddi
  • Anomalías anatómicas, como Santorinocele o Pancreas divisum
  • Coledococele
  • Manipulación de la papila, como en las CPREs

Sabiendo esto, es necesaria una buena imagen pancreática para excluir estas etiologías, especialmente las neoplasias.

Existen causas extra-pancreáticas de aumento de la liberación de enzimas, tales como: infecciones por virus pancreatotrópicos (Hepatitis B, Hepatitis C, VIH), quistes ováricos rotos, embarazo ectópico y trastornos alimentarios. Los cuadros vasculares pueden llevar a la isquemia de las células acinares y a la elevación de las enzimas en la sangre (incluso sin pancreatitis aguda). Incluso en estas situaciones, siempre es necesaria la visualización de la glándula pancreática.

Como ya se mencionó, la eliminación de las enzimas se realiza parcialmente por los riñones, el hígado y el bazo. Por lo tanto, cualquier perjuicio en la función de estos órganos puede resultar en hiperenzinemia, como en los casos de enfermedad renal crónica, insuficiencia hepática y pacientes esplenectomizados.

Los pacientes sometidos a cirugía pancreática, e incluso otras cirugías (como pulmonar y cardíaca) también pueden tener un aumento temporal de las enzimas.

Medicamentos

Así como algunos medicamentos pueden causar pancreatitis aguda, también existen medicamentos que llevan a la hiperenzinemia sin la presencia de los criterios de PA. Entre las principales asociaciones están: azatioprina, didanosina, ciclosporina, paracetamol, efedrina, pentamidina, entre otros. Más recientemente, los agonistas del receptor de GLP-1 (medicamentos utilizados para el tratamiento de la diabetes y la obesidad) se han relacionado con un aumento sérico de las enzimas pancreáticas.

A diferencia de lo que ocurre con los casos de pancreatitis aguda, los medicamentos que causan hiperenzinemia (sin PA) no requieren la suspensión del uso.

Macroamilasemia

Una condición reconocida desde hace algún tiempo es la macroamilasemia. En estos casos, la amilasa producida por el individuo se une a otras proteínas séricas o sufre un proceso de polimerización que hace que la molécula de amilasa sea más grande (que normalmente tiene alrededor de 50 kDa), por lo que se llama macroamilasa (que puede variar de tamaño entre 150 kDa hasta 2.000 kDa).

En estos casos, la macromolécula no se filtra correctamente por los túbulos renales, y permanece circulando en el torrente sanguíneo, causando un aumento sérico en los niveles de amilasa.

El diagnóstico de macroamilasemia se hace con el cálculo del aclaramiento de amilasa en la orina, o con la dosificación de la macroamilasa en el torrente sanguíneo. Esta condición no es patológica y no causa ningún perjuicio para el individuo, aunque se asocia con algunas patologías, como la Enfermedad Celíaca, por ejemplo.

En estos casos, la dosificación de lipasa es normal. Se describe la macrolipasemia, aunque es mucho más rara que la macroamilasemia.

¿Cómo investigar?

Aquí presentamos un algoritmo de cómo investigar los casos de hiperenzinemia pancreática.

Adaptado de Frullonni, L et al. 2005

Por último, si el paciente tiene una alteración de las enzimas pancreáticas, con una prueba de imagen normal, y sin exposición relevante al alcohol y medicamentos, y excluida la hipótesis de macroamilasemia, y si estas alteraciones se mantienen durante un período mayor a 2 años, se puede establecer el diagnóstico de Hiperenzinemia Pancreática Benigna o Síndrome de Gullo.

Mensajes para Casa:

  • La Hiperenzinemia Pancreática puede estar relacionada con patologías pancreáticas (pancreatitis aguda, pancreatitis crónica o neoplasias pancreáticas) y también con problemas extra-pancreáticos (disfunción renal, insuficiencia hepática, entre otros).
  • Frente a la alteración de las enzimas pancreáticas, siempre debemos tener una buena imagen de la glándula.
  • Es necesario descartar la macroamilasemia en los casos de aumento aislado de amilasa.
  • En la anamnesis, siempre evaluar el uso de medicamentos, que pueden causar el aumento de las enzimas – en ausencia de pancreatitis aguda, no es necesario suspender los medicamentos.
  • Frente al diagnóstico de Hiperenzinemia Pancreática Benigna – o Síndrome de Gullo – tranquilizar al paciente, ya que esta condición no predispone a alteraciones pancreáticas futuras.

Referencias:

  1. Banks PA. et al. Classification of acute pancreatitis— 2012: revision of the Atlanta classification and definitions by international consensus. Gut. 2013, pp. 102-111.
  2. Frullonni, L et al. Pancreatic Hyperenzymemia: Clinical Significance and Diagnostic Approach. JOP. J Pancreas (Online) 2005; 6(6):536-551.
  3. Chen, Y et al. Risk factors associated with elevated serum pancreatic amylase levels during hemodialysis. Hemodialysis International 2011; 15:79–86
  4. Lando HM, Alattar M, Dua AP .Elevated amylase and lipase levels in patients using glucagon like peptide-1 receptor agonists or dipeptidyl-Peptidase-4 inhibitors in the outpatient setting. Endocr Pract (2012)18(4):472
  5. Gossum, AV. Macroamylasemia: a Biochemical or Clinical Problem? Dig Dis 1989; 7:19-27.
  6. Gullo, L et al. Benign pancreatic hyperenzymemia or Gullo’s syndrome. Advances in Medical Sciences · Vol. 53(1) · 2008 · pp 1-5

Cómo citar este artículo

Marzinotto M, Gamarra ACQ. Aumento de enzimas pancreáticas en la sangre – ¿cómo investigar o conducir? Gastropedia 2024, vol 1. Disponible en: https://gastropedia.pub/es/gastroenterologia/aumento-de-enzimas-pancreaticas-en-la-sangre-como-investigar-o-conducir/




Insuficiencia Pancreática Exocrina: una mirada más allá de lo obvio

Cuando pensamos en Insuficiencia Pancreática Exocrina – IPE (disminución en la actividad de las enzimas pancreáticas en la luz intestinal, por debajo de los valores para una digestión normal) automáticamente relacionamos con problemas primarios del páncreas, como pancreatitis crónica o neoplasia pancreática. Y eso es correcto, estas patologías son causa de IPE. Sin embargo, tenemos varias otras causas que deben ser recordadas por el gastroenterólogo.

Para entender correctamente, vamos recurrir a la fisiología pancreática. La producción de enzimas digestivas por el páncreas no depende solo de la morfología de la glándula. Inicialmente, el páncreas es estimulado por vías neurales derivadas del nervio vago, y posteriormente tiene su principal vía de estimulación a través del paso del quimo por el duodeno. En esta fase, la liberación de secretina y colecistoquinina (CCK) es responsable de aproximadamente el 70% de toda la producción de jugo pancreático de esa comida. Por lo tanto, es correcto afirmar que cualquier falla en este circuito puede ser la causa de IPE.

Hoy clasificamos las etiologías de la IPE como de causas pancreáticas y extra-pancreáticas:

Entre las causas pancreáticas, tenemos:

  • Pancreatitis crónica
  • Neoplasias pancreáticas
  • Fibrosis quística
  • Resecciones pancreáticas
  • Hemocromatosis
  • Pancreatitis aguda grave, cursando con necrosis extensa del parénquima glandular

Y entre las causas extra-pancreáticas, podemos listar:

  • Enfermedad Celíaca
  • Enfermedad de Crohn de afección de intestino delgado alto
  • Diabetes tipo I y II
  • Envejecimiento pancreático
  • Cirugías gastroduodenales

Las causas pancreáticas son más conocidas, y son causadas por enfermedades que llevan a fibrosis progresiva del páncreas, como la pancreatitis crónica; a la atrofia pancreática sumada a la obstrucción del conducto pancreático principal (como las neoplasias, especialmente de la región cefálica) y a la pérdida de parénquima pancreático, secundaria a pancreatitis aguda o resecciones pancreáticas. Además de ellas, la fibrosis quística es la principal enfermedad de causa genética y causa la liposustitución del parénquima pancreático, además de alteración en el transporte del jugo pancreático a través de los conductos.

Las causas no pancreáticas más bien establecidas son: la enfermedad celíaca (debido a la atrofia duodenal y la pérdida de la estimulación por las hormonas duodenales – secretina y CCK), la diabetes mellitus y las cirugías derivativas.

En los estudios más recientes, la diabetes ha sido señalada como causa de IPE, tanto la DM-1 como la DM-2. Las razones para esto son diversas e involucran:

  • Atrofia del parénquima exocrino debido a la falta de insulina: la hormona producida por las células endocrinas pancreáticas ejerce una acción trófica paracrina en las células acinares. La disminución de la insulina causa disminución en el trofismo del parénquima exocrino.
  • La diabetes puede llevar a neuropatía autonómica, perjudicando las vías vagales y la estimulación de la acetilcolina sobre las células pancreáticas.
  • La microangiopatía que lleva a un curso de isquemia crónica en la glándula, disminuyendo la producción enzimática.
  • La infiltración de adipocitos en el páncreas, además de linfocitos, aumenta la acción de fibroblastos y causa una mayor deposición de colágeno en el órgano.

La frecuencia de IPE en los diabéticos aún es incierta, y al parecer es mayor en los pacientes con DM-1 (30-56%) y menor en los pacientes con DM-2 (30-40%). A pesar de la heterogeneidad de los estudios, la prevalencia de IPE en los pacientes diabéticos no debe ser menospreciada.

En relación a los procedimientos quirúrgicos de abdomen superior, observamos una frecuencia cada vez mayor de IPE en gastrectomías, duodenopancreatectomías y cirugías derivativas, como el bypass gastrojejunal.

  • En las gastrectomías parciales o totales tenemos estudios mostrando 30-73% de IPE después de 3 meses de la cirugía.
  • Ya después de las duodenopancreatectomías ese porcentaje puede llegar al 100%, sin embargo, el promedio post-procedimiento indicado por neoplasia pancreática o periampular fue del 74%.
  • Ese porcentaje es mayor que el encontrado en duodenopancreatectomías por enfermedades benignas (53%).
  • Hay un trabajo que evidencia 16% de IPE post esofagectomía, aunque tiene un N pequeño.

Por último, la frecuencia de IPE post bypass gastrojejunal se ha mostrado una preocupación en el seguimiento de estos pacientes. Especialmente después de algunos años de cirugía, un porcentaje de estos pacientes puede presentar IPE. En una cohorte retrospectiva, el 20,6% de los pacientes tenían esteatorrea, pero solo el 10,3% de ellos fueron diagnosticados con IPE post bypass con reconstrucción en Y de Roux. Sin embargo, a pesar de que la frecuencia no es alta, el tratamiento de los pacientes con IPE diagnosticada es crucial para una evolución nutricional satisfactoria.

Como pudimos observar, las causas de Insuficiencia Exocrina Pancreática van más allá de problemas estructurales en la glándula. Es imperativo que el gastroenterólogo recuerde la IPE en los contextos presentados arriba, y que no deje pasar la oportunidad del tratamiento correcto de estos pacientes.

Referencias

  1. Vikesh K Singh, Mark E Haupt, David E Geller, Jerry A Hall, Pedro M Quintana Diez. Etiologías menos comunes de insuficiencia pancreática exocrina. World J Gastroenterol 2017 October 21; 23(39): 7059-7076
  2. Martha Campbell-Thompson, Teresa Rodriguez-Calvo, y Manuela Battaglia. Anormalidades del páncreas exocrino en la diabetes tipo 1. Curr Diab Rep. 2015 October ; 15(10): 79.
  3. J. R. Huddy, F. M. S. Macharg, A. M. Lawn, S. R. Preston. Insuficiencia pancreática exocrina después de esofagectomía. Diseases of the Esophagus (2013) 26, 594–597
  4. Miroslav Vujasinovic, Roberto Valente, Anders Thorell, Wiktor Rutkowski, Stephan L. Haas, Urban Arnelo,  Lena Martin y J.-Matthias Löhr. Insuficiencia pancreática exocrina después de cirugía bariátrica. Nutrients 2017, 9, 1241;
  5. Joshua Y Kwon , Alfred Nelson , Ahmed Salih , Jose Valery,  Dana M Harris, Fernando Stancampiano , Yan Bi. Insuficiencia pancreática exocrina después de cirugía bariátrica. Pancreatology, 2022 Nov;22(7):1041-1045.

Cómo citar este artículo

Marzinotto M, Gamarra ACQ. Insuficiencia Pancreática Exocrina: una mirada más allá de lo obvio. Gastropedia 2023, vol 1. Disponible en: https://gastropedia.pub/es/gastroenterologia/insuficiencia-pancreatica-exocrina-una-mirada-mas-alla-de-lo-obvio/




Terapia biológica en esofagitis eosinofílica: ¿dónde estamos?

La esofagitis eosinofílica (EEo) es una enfermedad inflamatoria inmunomediada crónica del esófago, cuya prevalencia ha aumentado rápidamente, alcanzando actualmente 1 de cada 3.000 personas en los países occidentales. Si no se trata adecuadamente, la remodelación progresiva del tejido conduce a una progresión hacia la enfermedad fibroestenótica.

Los tratamientos actuales de primera línea (Figura 1) incluyen el uso off-label de inhibidores de la bomba de protones (IBP), corticoides tópicos reutilizados de formulaciones para el asma, dietas de eliminación y dilatación esofágica.

Aunque son modalidades eficaces para el tratamiento de la EEo, cada uno tiene una eficacia variable y limitaciones conocidas, tales como:

  • IBP: Respuesta histológica estimada en 50.5% (intervalo de confianza del 95%: 42.2 a 58.7%). Los datos son limitados, pero muestran que los adultos persisten en remisión después de 1 año de seguimiento;
  • Corticoides tópicos: Hasta ahora, requieren el uso off-label de preparaciones para el asma, tales como tragar propionato de fluticasona de un inhalador dosimetrado o crear una pasta viscosa con budesonida acuosa y un espesante, como sucralosa o miel.
    • La remisión clínico-histológica se observa en hasta el 68% de los pacientes. Se debe orientar a los pacientes para evitar las comidas durante 30 a 60 minutos después del uso del medicamento y sobre el riesgo de candidiasis esofágica en hasta el 10 a 20%.
    • Varias nuevas formulaciones de corticoides que mejoran la acción tópica en el esófago y minimizan la molestia de crear su propia pasta están actualmente bajo investigación. El comprimido bucodispersable de budesonida, por ejemplo, mostró resultados interesantes (remisión clínico-histológica del 57.6% en 6 semanas y 84.7% en 12 semanas) y fue aprobado para su uso en Europa.
  • Dieta:
    • La dieta elemental consiste en la ingesta exclusiva de fórmulas con aminoácidos libres y tiene una respuesta histológica de hasta el 91%, pero es algo poco aplicable en la rutina.
    • Por su parte, la dieta de eliminación de 6 alimentos (6-food elimination diet) es la más clásica y consiste en retirar los desencadenantes más comunes (lácteos, trigo, huevos, soja, cacahuetes y nueces, pescados y mariscos) durante 6 semanas. A partir de entonces, se realiza una nueva endoscopia con reintroducción sistemática de cada uno de los grupos durante 6 semanas y una nueva endoscopia, en un intento de identificar el alimento asociado.
      • A pesar de ser compleja, los estudios demuestran remisión histológica en hasta el 70% de los pacientes, con remisión a largo plazo si se mantiene la restricción de forma adecuada.
    • En un intento de evitar tantas endoscopias y restricciones, existen variaciones de esta dieta: 4-food elimination diet (lácteos, trigo, huevos y soja) y 2-food elimination diet (lácteos y trigo), con una tasa de remisión clínico-histológica del 54 y 43%, respectivamente.
Figura 1: Diagrama de flujo de opciones para el tratamiento de la esofagitis eosinofílica. En el contexto apropiado, también puede ser necesaria la dilatación endoscópica. Adaptado de Beveridge & Falk (2020)[1]

En el día a día, nos encontramos con algunos casos en los que hay mayor dificultad de tratamiento con estas terapias clásicas y, por lo tanto, los biológicos se han utilizado en el contexto de ensayos clínicos. En 2022, el dupilumab se convirtió en la primera (y actualmente única) terapia biológica aprobada para la EEo por la FDA (Food and Drug Administration) en los Estados Unidos. Varios otros agentes biológicos están siendo investigados activamente para este fin.

Haciendo clic aquí, puedes consultar la lista actualizada de ensayos clínicos en curso para la EEo.

Para entender los potenciales objetivos para el tratamiento de la terapia biológica, debemos recordar que la EEo se caracteriza por una respuesta inmunológica de tipo 2 (Th2), que involucra células T, eosinófilos, mastocitos y las citocinas interleucina-4, interleucina-5, interleucina-13 y linfopoyetina estromal tímica (TSLP).


Los principales biológicos actualmente en estudio para la EEo son:

  • Dupilumab: anticuerpo monoclonal que tiene como objetivo la cadena de interleucina (IL)-4Rα, interfiriendo así en la unión de IL-4 e IL-13 con el receptor. Fue aprobado por la FDA como tratamiento para la EEo en mayo de 2022. Está aprobado por la ANVISA para el tratamiento de la dermatitis atópica moderada a grave, el asma eosinofílica grave y la rinosinusitis crónica con pólipos nasales (ACTUALIZACIÓN MAYO/2023: ANVISA aprobó en Abril/2023 el uso de dupilumab para el tratamiento de la esofagitis eosinofílica en pacientes a partir de 12 años de edad y con un peso corporal igual o superior a 40 kg – https://www.gov.br/anvisa/pt-br/assuntos/medicamentos/novos-medicamentos-e-indicacoes/dupixent-dupilumabe-nova-indicacao-4 ). Un estudio de fase 3 publicado recientemente en el New England Journal of Medicine incluyó pacientes refractarios a altas dosis de IBP e identificó que una dosis semanal subcutánea de dupilumab 300 mg resultó en una mejora clínica y una respuesta histológica del 60% en las semanas 24 y 52. Aunque muchos estudios han mostrado una mejora endoscópica e histológica, el dupilumab es el único cuyo estudio aleatorizado doble ciego ha mostrado una mejora significativa de los síntomas hasta el momento. Los efectos adversos más comunes fueron reacciones en el lugar de la inyección (hasta el 20%), nasofaringitis (hasta el 12%) y cefalea (hasta el 8%).
  • Benralizumab: Bloqueo del receptor para IL-5. Estudio de fase 3 en curso.
  • Reslizumab y Mepolizumab: Se unen a la IL-5, evitando la activación del receptor de IL-5. Los ensayos clínicos hasta ahora han demostrado una mejora de la eosinofilia esofágica, pero no ha habido beneficios clínicos significativos.
  • Omalizumab: Anti-IgE, utilizado en asma alérgica y urticaria espontánea crónica. Los ensayos clínicos han demostrado poca respuesta clínica e histológica, lo que sugiere que la inflamación en la EEo no está mediada por IgE. No es prometedora.
  • Cendakimab (RPC4046 o CC-93538): Bloqueo del receptor para IL-13. Estudio de fase 3 en curso.
  • Lirentelimab (Antolimab o AK002): Anticuerpo contra la lectina 8 similar a la inmunoglobulina ligadora de ácido siálico (Siglec-8). Siglec-8 es un receptor de superficie encontrado en eosinófilos y mastocitos humanos. La unión de un anticuerpo a este receptor induce la apoptosis de los eosinófilos activados e inhibe la activación mastocitaria. Estudio de fase 2/3 en curso.
  • Tezepelumab: Bloquea la TSLP. Fue aprobado en 2022 por la ANVISA para el tratamiento del asma grave. Estudio de fase 3 en curso

Los resultados decepcionantes en términos de respuesta clínica hasta el momento pueden ser consecuencia de la compleja fisiopatología de la EEo, que involucra múltiples vías de señalización. La perpetuación de la respuesta inflamatoria y la patogénesis de los síntomas está determinada por múltiples células inmunes y citocinas, de modo que incluso cuando una citocina y una vía son interrumpidas, pueden existir vías alternativas y mecanismos compensatorios para continuar propagando la inflamación.

Además, aunque varios estudios demuestran una reducción del número de eosinófilos en el tejido esofágico, la falta de efecto sobre los síntomas clínicos sugiere que los eosinófilos no son los únicos responsables de los síntomas de la EEo. Se cree que los cambios en la remodelación del tejido (como la estenosis y la dismotilidad) son los principales responsables de los síntomas graves. La duración del tratamiento en la mayoría de los ensayos de EoE es corta y puede no ser suficiente para revertir estos cambios crónicos.

Conclusión

Aún queda mucho por avanzar en la terapia biológica en la EEo. Siempre debemos cuestionar también si la EEo, una enfermedad localizada en el esófago, realmente se beneficiaría de medicamentos de acción sistémica. Además, es necesario que posicionemos adecuadamente estas nuevas terapias que están surgiendo y aparecerán algoritmos de tratamiento para definir no sólo lo que podemos usar, sino también cuándo es el mejor momento para usarlas.


Referencias

[1] Beveridge C, Falk GW. Novel Therapeutic Approaches to Eosinophilic Esophagitis. Gastroenterol Hepatol 2020;16:294–301.

[2] Nhu QM, Aceves SS. Current state of biologics in treating eosinophilic esophagitis. Ann Allergy, Asthma Immunol 2023;130:15–20. doi:10.1016/j.anai.2022.10.004.

[3] Zhang S, Assa’ad AH. Biologics in eosinophilic esophagitis. Curr Opin Allergy Clin Immunol 2021;21:292–6. doi:10.1097/ACI.0000000000000741.

[4] Straumann A. Biologics in Eosinophilic Esophagitis — Ready for Prime Time? N Engl J Med 2022;387:2379–80. doi:10.1056/NEJMe2213030.

[5] Dellon ES, Rothenberg ME, Collins MH, Hirano I, Chehade M, Bredenoord AJ, et al. Dupilumab in Adults and Adolescents with Eosinophilic Esophagitis. N Engl J Med 2022;387:2317–30. doi:10.1056/NEJMoa2205982.

Como citar este arquivo

Lages RB; Gamarra ACQ. Terapia biológica em esofagite eosinofílica: onde estamos? Gastropedia, 2023. Disponível en: https://gastropedia.pub/es/gastroenterologia/terapia-biologica-en-esofagitis-eosinofilica-donde-estamos/




El papel de los autoanticuerpos en el diagnóstico de la enfermedad celíaca

Ya se sabe bastante que la serología es una importante herramienta en el diagnóstico de la Enfermedad Celíaca (EC), pero la mejor forma de utilizarla aún es una duda bastante recurrente en la rutina de consultório.

Es necesario evaluar bien a cada paciente antes de definir la mejor estrategia. En los pacientes con baja probabilidad de EC, por ejemplo, no se recomienda combinar varios autoanticuerpos. A pesar de que esta conducta aumenta la sensibilidad, disminuye la especificidad para el diagnóstico y, por esta razón, no es una buena opción en este grupo de pacientes.

Por otro lado, cuando estamos ante un paciente con alta probabilidad de la enfermedad, incluso si los autoanticuerpos son negativos, se debe continuar la investigación con la realización de biopsias duodenales.

Si aún no conoces la fisiopatología de la Enfermedad Celíaca, vale la pena revisar este post (haz clic aquí) antes de estudiar los autoanticuerpos relacionados.

Autoanticuerpos en la Enfermedad Celíaca

Antígeno Anticuerpo Sensibilidad % Especificidad %
Gliadina IgA
IgG
85 (57-100)
80 (42-100)
90 (47-94)
80 (50-94)
Endomisio IgA
IgG
95 (86-100)
80 (70-90)
99 (97-100)
97 (95-100)
Transglutaminasa tisular IgA
IgG
98 (78-100)
70 (45-95)
98 (90-100)
95 (94-100)
Gliadina Deaminada IgA
IgG
88 (74-100)
80 (70-95)
90 (80-95)
98 (95-100)
Tabla 1: Sensibilidad y especificidad de los autoanticuerpos para el diagnóstico de la EC.

El anticuerpo antigliadina se ha utilizado durante décadas en el diagnóstico de la EC, pero su utilidad es bastante limitada actualmente debido a su bajo rendimiento en comparación con otras pruebas disponibles.

La antitransglutaminasa tisular IgA (anti-tTG IgA) es el autoanticuerpo de primera línea por ser el de mayor sensibilidad y estar ampliamente disponible. Cuanto mayor sea su título, mayor será la probabilidad de EC y mayor será la lesión duodenal. Títulos mayores que 5 veces el límite superior de la normalidad (LSN) tienen un alto valor predictivo positivo.

Debido a la posible asociación de la enfermedad celíaca con la deficiencia de IgA, la recolección de anti-tTG IgA debe realizarse preferentemente asociada a la dosificación de IgA total (especialmente en pacientes con alta probabilidad de la enfermedad). Otra opción es asociar la investigación de un autoanticuerpo de la clase IgG.

La antigliadina deaminada es un autoanticuerpo contra la gliadina que ha entrado en contacto con la enzima transglutaminasa tisular y ha sufrido el proceso de desaminación (liberación de su grupo amina). La asociación de la anti-tTG IgA a la antigliadina deaminada IgG ha mostrado el mejor rendimiento (sensibilidad y especificidad) para el diagnóstico de la EC, pero la investigación de este autoanticuerpo es más cara y poco disponible en nuestro medio actualmente. Por lo tanto, una buena opción es la asociación con la antitransglutaminasa IgG, por ejemplo.

El anticuerpo antiendomisio IgA es el anticuerpo con mejor especificidad (aproximadamente 100%) y por eso tiene un importante papel de confirmación diagnóstica (especialmente en pacientes con anti-tTG IgA con títulos menores que 2 veces el LSN).

Rendimiento de las pruebas serológicas

El rendimiento de las pruebas serológicas en la práctica clínica es peor que en muchos de los grandes ensayos clínicos, ya que generalmente estos estudios se realizan en población con alta prevalencia de EC. Además, también es importante recordar que el rendimiento depende de la mantenimiento de la dieta con gluten. Aproximadamente el 80% de los pacientes negativizan los autoanticuerpos en 6 a 12 meses y más del 90% en 5 años. Pacientes débilmente positivos pueden negativizar sus autoanticuerpos en pocas semanas de dieta. Es poco frecuente que estos autoanticuerpos no se normalicen a largo plazo con la dieta sin gluten. Si esto sucede, es necesario descartar que el consumo de gluten no esté ocurriendo de forma inconsciente.

En la última década, se están realizando muchos estudios con POCTs (point-of-care tests). Son pruebas rápidas que pueden ser utilizadas tanto en el sector de endoscopia como en el consultorio. Un metanálisis publicado en 2019, encontró sensibilidad y especificidad del 94 y 94,4% respectivamente, teniendo en cuenta la histología como gold standard. A pesar de estos resultados que muestran alta sensibilidad y especificidad, debido a la gran variedad de trabajos realizados y resultados divergentes, aún se sugiere más estudios antes de usarlos en la práctica clínica. Por ahora, el uso de los POCTs debe reservarse para lugares con acceso limitado a laboratorios.

También se están realizando estudios con investigación de autoanticuerpos en saliva para el rastreo en niños con sospecha de EC. A pesar de que los resultados son favorables, mostrando una opción no invasiva, barata y reproducible, las evidencias hasta el momento aún no son suficientes para recomendar su uso.

La detección de autoanticuerpos en las heces no parece ser útil en el rastreo de la enfermedad, con un estudio que muestra una sensibilidad de sólo el 10%.

Dado que los autoanticuerpos en la EC se producen en el propio intestino delgado, se están realizando trabajos con investigación de autoanticuerpos en el sobrenadante de la biopsia duodenal. Esta investigación parece ser particularmente importante en el diagnóstico de pacientes en fases iniciales de la enfermedad, cuando los autoanticuerpos séricos aún pueden estar negativos. Pero aún se necesitan más estudios para confirmar su papel en la práctica clínica.

Conclusión

Los autoanticuerpos son pruebas de extrema relevancia para el diagnóstico de la EC. Sin embargo, no hay un algoritmo único para la definición de qué autoanticuerpo solicitar. Además de conocer la sensibilidad y especificidad de cada uno de ellos, es necesario evaluar la probabilidad previa a la prueba de la enfermedad en cada paciente y la accesibilidad a las diferentes pruebas disponibles para definir la mejor estrategia.

Referencias

  1. Green P, Stavropoulos S, Panagi SG, Goldstein S. Characteristics of adult celiac disease in the USA: results of a national survey. Am J Gastroenterol 2001;96:126– 131.
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  5. De Leo L, Bramuzzo M, Ziberna F, Villanacci V, Martelossi S, Di Leo G, Zanchi C, Giudici F, Pandullo M, Riznik P, Di Mascio A, Ventura A, Not T. Diagnostic accuracy and applicability of intestinal auto-antibodies in the wide clinical spectrum of coeliac disease. EBioMedicine . 2020 Jan;51:102567

Cómo citar este artículo

Vilela E, Gamarra ACQ. El papel de los autoanticuerpos en el diagnóstico de la enfermedad celíaca. Gastropedia 2024, Vol 1. Disponible en: https://gastropedia.pub/es/gastroenterologia/el-papel-de-los-autoanticuerpos-en-el-diagnostico-de-la-enfermedad-celiaca/




Úlceras no relacionadas con Helicobacter pylori y antiinflamatorios (AINEs): ¿cómo proceder?

La infección por H. pylori y el uso de antiinflamatorios no esteroides (AINEs) son ampliamente aceptados como las principales causas de úlcera péptica. Sin embargo, con la erradicación más efectiva, las mejores condiciones sanitarias y el uso generalizado de antibióticos, la prevalencia de H. pylori está disminuyendo y, en consecuencia, hay un aumento en el diagnóstico de úlceras no-H. pylori.

La proporción de úlceras no-H. pylori y no-AINEs/aspirina varía bastante (de 2 a 35%) de acuerdo a la época, el país y la metodología de los diferentes estudios:

  • Un estudio prospectivo multicéntrico francés publicado hace 1 década incluyó 713 pacientes y concluyó que 1 de cada 5 úlceras no estaba relacionada ni con H. pylori ni con el uso de AINEs/aspirina.
  • Un estudio brasileño retrospectivo publicado en 2015 (De Carli, DM et al), por su parte, identificó que, de 1997 a 2000, el 73,3% de las úlceras pépticas eran por H. pylori positivo, el 3,5% por AINEs, el 12,8% por H. pylori + AINEs y el 10,4% idiopáticas, mientras que, de 2007 a 2010, esta proporción pasó, respectivamente, a ser del 46,4%, 13,3%, 19,9% y 20,5%.

¿Pero cuáles serían las otras posibles etiologías para las úlceras gástricas y duodenales?

Tabla 1: Posibles etiologías para úlceras gástricas y duodenales no asociadas al Helicobacter pylori y al uso de AINE

Etiología Comentario
Neoplasia (Adenocarcinoma, Linfoma, GIST, Leiomiosarcoma) Siempre se debe considerar la posibilidad de malignidad en el caso de úlceras gástricas (incluso por esta razón siempre debemos biopsiar úlceras gástricas y siempre realizar un examen para confirmar su cicatrización). El adenocarcinoma es el más prevalente (95% de los casos). Las características más sospechosas son: fondo necrótico y bordes elevados e irregulares.
Síndrome de Zollinger-Ellison Secundaria a gastrinoma (único o multifocal, localizado en páncreas o delgado). El paciente presenta dolor abdominal + diarrea, con múltiples úlceras generalmente refractarias o recurrentes. Del 25 al 30% de los pacientes que desarrollan gastrinoma presentan neoplasia endocrina múltiple tipo 1 (NEM1 – hiperparatiroidismo primario multifocal, tumores de islotes pancreáticos y adenomas de hipófisis).
Medicamentos no AINEs (Bifosfonatos, Corticoides, Clopidogrel, inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina, cloruro de potasio) La asociación aislada de estos medicamentos con enfermedad ulcerosa es controvertida, pero ciertamente presentan acción sinérgica con el uso de AINEs
Infecciones – Colonización duodenal por H. pylori- Helicobacter no-pylori: el más frecuente es el Helicobacter heilmannii- Virus (herpes simple tipo I, Citomegalovirus, EBV): la biopsia será definitoria para el diagnóstico. – Sífilis- Tuberculosis
Mastocitosis sistémica Se caracteriza por la infiltración de mastocitos en muchos tejidos y síntomas de rubor, prurito, taquicardia, dolor abdominal y diarrea. La dispepsia, las úlceras y la duodenitis ocurren en el 30 al 50% de los casos. Se considera que la producción de histamina por los mastocitos resulta en una estimulación excesiva de la producción de ácido. La triptasa sérica puede estar aumentada. En la biopsia de la úlcera, se puede identificar infiltración de la mucosa por mastocitos.
Isquémicas (Enfermedad arterial o venosa / Vasculitis) Las úlceras isquémicas pueden resultar de insuficiencia vascular secundaria a hipotensión, vasculitis o tromboembolismo. Sin embargo, son raras, ya que hay una rica circulación colateral en la región. Las biopsias pueden sugerir isquemia y, en caso de sospecha, una angiotomografía abdominal puede ayudar.
Uso de drogas La cocaína, el crack y las anfetaminas provocan isquemia tisular por vasoconstricción
Post-cirugía Después de la gastrectomía subtotal (úlcera de borde anastomótico). La etiología puede ser multifactorial:- Isquemia local- Tensión anastomótica- Síndrome del antro gástrico retenido: cuando una pequeña porción de la mucosa antral que contiene células G permanece en la porción proximal del duodeno. Esta mucosa del antro gástrico en el extremo de la asa duodenal es estimulada, entonces, por el ambiente duodenal alcalino a secretar continuamente gastrina.
Enfermedades granulomatosas (Crohn, Sarcoidosis) – Solo del 0,3% al 5% de los casos de enfermedad de Crohn involucran el tracto gastrointestinal superior.
– El compromiso gastrointestinal es muy raro en la sarcoidosis, pero cuando ocurre afecta principalmente al estómago. La sarcoidosis gástrica puede presentarse como úlcera o como compromiso difuso (similar a la linite plástica).
Hiperparatiroidismo El calcio estimula la liberación de gastrina, pero no se tiene certeza sobre la relevancia clínica de este efecto.
Gastroenteritis eosinofílica Es una condición clínica rara y heterogénea, que puede involucrar cualquier segmento del tracto gastrointestinal. La patogénesis aún no está bien establecida, pero hay asociación con cuadros atópicos, como asma, rinitis y eccema. Los exámenes de laboratorio presentan eosinofilia en la sangre periférica en el 70 al 80% de los casos y aumento de IgE sérico en hasta dos tercios de los pacientes. La identificación de una densa infiltración de eosinófilos en la biopsia es un gran marcador diagnóstico.
Úlcera de estrés Úlcera que ocurre debido a la hospitalización, principalmente en pacientes en la unidad de cuidados intensivos.
Enfermedades crónicas (Cirrosis, enfermedad renal crónica, diabetes) Estos pacientes generalmente tienen tasas de éxito de erradicación de H. pylori más bajas y menor eficacia de IBP que aquellos sin enfermedades crónicas
Radioterapia El estómago y el duodeno a veces están involucrados en el campo de radiación durante el tratamiento de algunos tumores. Las úlceras inducidas por radiación son difíciles de tratar y generalmente no cicatrizan con agentes antiácidos secretorios convencionales, pudiendo ser necesarios procedimientos quirúrgicos.
Idiopática

¿Cómo investigar, entonces, la etiología de la úlcera?

1. Confirmar que realmente no hay H. pylori:

es necesario asegurarse de que el H. pylori se ha buscado de manera adecuada. Se considera que la principal causa de úlcera H. pylori negativa es en realidad el error en la detección del microorganismo. Debemos verificar:

  • ¿Se realizó el examen en contexto de sangrado? Si es así, lo ideal es repetirlo. La úlcera péptica hemorrágica puede producir hasta un 25% de resultados falsos negativos en la prueba de la ureasa;
  • ¿El paciente suspendió el IBP y los antibióticos antes de la endoscopia? Para fines prácticos, se debe retrasar las pruebas diagnósticas de H. pylori durante 4 semanas después del uso de antibióticos, preparaciones con bismuto, IBP y bloqueadores H2.
  • ¿Qué método se utilizó para la investigación? Si es posible, es interesante realizar al menos dos pruebas simultáneas para aumentar la sensibilidad. La investigación histológica debe incluir al menos dos biopsias de antro y cuerpo.

2. Confirmar que el paciente realmente no utilizó AINEs:

A menudo, el paciente olvida que pudo haber usado o no asocia la clase con el medicamento. Es importante preguntar activamente por los medicamentos (nombrarlos nominalmente) y si no utilizó tratamientos, por ejemplo, para cefalea, artralgia, tratamiento dental o cólico menstrual. Las hierbas medicinales chinas, los medicamentos manipulados y los productos de terapias alternativas pueden contener compuestos antiinflamatorios, que no son reconocidos por los pacientes. También se debe verificar el uso de AAS, incluso en bajas dosis.

Si realmente no confirmamos que el H. pylori fue negativo y que no hay informe de AINEs, debemos reforzar algunos puntos importantes en la historia clínica:

  • Uso de otros medicamentos;
  • Uso de drogas;
  • Historial de inmunosupresión;
  • Historial de cirugías gástricas o radiación;
  • Historial de comorbilidades, tales como enfermedad de Crohn, sarcoidosis, mastocitosis sistémica, NEM 1 (hiperparatiroidismo primario multifocal, tumores de islotes pancreáticos y adenomas de hipófisis)
  • Síntomas asociados, principalmente diarrea (que puede estar asociada a enfermedad de Crohn, síndrome de Zollinger-Ellison o mastocitosis sistémica);
  • Historial familiar de úlcera o de NEM 1.

3. Biopsia de la úlcera

Aunque a menudo es inespecífica, la biopsia de la úlcera (principalmente gástrica) es fundamental para la investigación de etiologías menos usuales. El análisis inmunohistoquímico puede aportar información adicional importante.

Se deben realizar exámenes complementarios adicionales según la sospecha clínica, como por ejemplo:
– Gastrina sérica: Si se sospecha de Zollinger-Ellison;
– PTH y calcio: Investigación de hiperparatiroidismo;
– VDRL: Si se sospecha de úlcera infecciosa;
– Triptasa sérica: Puede ayudar en la sospecha de mastocitosis sistémica.

En pacientes con úlcera sin etiología bien establecida, se recomienda repetir la endoscopia de 8 a 12 semanas después del tratamiento, con nuevas biopsias si la úlcera aún está presente. También puede ser interesante biopsiar el duodeno para detectar colonización duodenal aislada de HP.

Conclusión

La prueba falsa negativa para H. pylori y la falla en detectar el uso de AINEs son probablemente las causas más comunes de úlceras que aparentemente no tienen una etiología definida. Una vez que se excluyan estas posibilidades, debemos centrarnos en una anamnesis detallada y en una evaluación cuidadosa del anatomopatológico.

Referencias

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Cómo citar este artículo

Lages RB. Úlceras no relacionadas con Helicobacter pylori y antiinflamatorios (AINEs): ¿cómo proceder? Gastropedia 2023, Vol 1. Disponible en: https://gastropedia.com.br/gastroenterologia/ulceras-nao-relacionadas-a-helicobacter-pylori-e-anti-inflamatorios-aines-como-proceder/




Patogénesis de la Enfermedad Celíaca

La enfermedad celíaca es una enfermedad autoinmune causada por una respuesta inmunológica anormal a los péptidos de gluten en el intestino delgado superior. Es importante entender su fisiopatología para saber interpretar las pruebas serológicas que ayudan en el diagnóstico de la enfermedad celíaca.

El gluten es una proteína que se encuentra en el trigo, la cebada y el centeno. En el intestino delgado, el gluten se digiere y se descompone en gliadina.

Gluten (derivado del latín gluten = pegamento) es una proteína amorfa compuesta por la mezcla de largas cadenas proteicas de gliadina y glutenina.

En la enfermedad celíaca, la gliadina logra atravesar la barrera epitelial en el intestino delgado y llegar a la lámina propia subyacente. La causa de la permeabilidad epitelial de la gliadina es incierta, pero puede deberse a un proceso patológico subyacente (por ejemplo, infección) o cambios en las uniones intercelulares (tight junctions).

La enfermedad celíaca (EC) resulta de la interacción del gluten con factores inmunes, genéticos y ambientales.

Respuesta inmunológica en la mucosa

Cuando la gliadina entra en contacto con la lámina propia, es deaminada por la transglutaminasa tisular (tTG). La gliadina deaminada entonces reacciona con los receptores HLA-DQ2 o HLA-DQ8 en las células presentadoras de antígenos que estimulan la activación de células T y B, llevando a la liberación de citocinas, producción de anticuerpos e infiltración de linfocitos. Con el tiempo, la inflamación causa atrofia vilosa, hiperplasia de criptas en las células epiteliales y linfocitosis intraepitelial.

Patogénesis de la enfermedad celíaca: El gluten es digerido por enzimas luminales y de borde en cepillo en aminoácidos y péptidos. Los péptidos de gliadina inducen cambios en el epitelio a través del sistema inmunológico innato y, en la lámina propia, a través del sistema inmunológico adaptativo. En el epitelio, la gliadina daña las células epiteliales, resultando en un aumento de la expresión de interleucina-15, que, a su vez, activa los linfocitos intraepiteliales. Estos linfocitos se vuelven citotóxicos y matan a los enterocitos que expresan la proteína de estrés MIC-A en su superficie. Durante las infecciones o como resultado de cambios de permeabilidad, la gliadina entra en la lámina propia, donde es deaminada por la transglutaminasa tisular (tTG), permitiendo la interacción con HLA-DQ2 (o HLA-DQ8) en la superficie de células presentadoras de antígenos. La gliadina es presentada a los linfocitos T CD4+ reactivos a la gliadina a través de un receptor de célula T, resultando en la producción de citocinas que causan daño a los tejidos. Esto lleva a la atrofia vilosa y la hiperplasia de criptas, así como a la activación y expansión de células B que producen anticuerpos. Figura CCBY4.0 de Kaminarskaya YuA. Celiac disease, wheat allergy, and nonceliac sensitivity to gluten: topical issues of the pathogenesis and diagnosis of gluten-associated diseases. Clinical nutrition and metabolism. 2021;2(3):113–124.

Factores Genéticos

La ocurrencia familiar de la enfermedad celíaca sugiere que existe una influencia genética en su patogénesis. La enfermedad celíaca no se desarrolla a menos que una persona tenga alelos que codifican para las proteínas HLA-DQ2 o HLA-DQ8, productos de dos de los genes HLA.

Sin embargo, muchas personas, la mayoría de las cuales no tienen enfermedad celíaca, llevan estos alelos; por lo tanto, su presencia es necesaria, pero no suficiente para el desarrollo de la enfermedad.

Estudios en hermanos y gemelos idénticos sugieren que la contribución de los genes HLA al componente genético de la enfermedad celíaca es inferior al 50%. Varios genes no HLA que pueden influir en la susceptibilidad a la enfermedad han sido identificados, pero su influencia no ha sido confirmada.

Factores ambientales

Estudios epidemiológicos han sugerido que los factores ambientales tienen un papel importante en el desarrollo de la enfermedad celíaca. Estos incluyen un efecto protector de la lactancia materna y la introducción de gluten en relación con el destete. La administración inicial de gluten antes de los 4 meses de edad está asociada con un aumento del riesgo de desarrollo de la enfermedad, y la introducción de gluten después de los 7 meses está asociada con un riesgo menor. Sin embargo, la superponer la introducción de gluten con la lactancia materna puede ser un factor protector más importante en disminuir el riesgo de enfermedad celíaca.

La ocurrencia de ciertas infecciones gastrointestinales, como la infección por rotavirus, también aumenta el riesgo de enfermedad celíaca en la infancia.

Ahora entienda cómo la investigación de los autoanticuerpos puede ayudar en el diagnóstico de la enfermedad celíaca: El papel de los autoanticuerpos en el diagnóstico de la enfermedad celíaca

Referencias

  1. Green PH, Cellier C. Celiac disease. N Engl J Med. 2007 Oct 25;357(17):1731-43. doi: 10.1056/NEJMra071600. PMID: 17960014.
  2. Kaminarskaya YuА. Celiac disease, wheat allergy, and nonceliac sensitivity to gluten: topical issues of the pathogenesis and diagnosis of gluten-associated diseases. Clinical nutrition and metabolism. 2021;2(3):113–124.

Cómo citar este artículo

Martins BC, Gamarra ACQ. Patogénesis de la Enfermedad Celíaca. Gastropedia, 2024, vol I. Disponible en: https://gastropedia.pub/es/gastroenterologia/patogenesis-de-la-enfermedad-celiaca/




Esteatosis Pancreática – ¿Dónde estamos?

Un tema que ha ganado la atención de los estudiosos del páncreas últimamente es la esteatosis pancreática. Esta es una denominación genérica que infiere la acumulación de grasa en el páncreas. Sin embargo, existen 2 mecanismos principales para justificar la esteatosis pancreática:

  • El primero se llama “fatty replacement”, es decir, la sustitución de células pancreáticas por adipocitos después de la muerte de células acinares. Esto ocurre en síndromes genéticos y congénitos, como en la Fibrosis Quística, Shwachman-Diamond y Johanson-Blizzard, además de abuso de alcohol, uso de algunos medicamentos (como corticoides, gencitabina, octreotide y rosiglitazona), infecciones virales, desnutrición y post pancreatitis aguda necrotizante (el área de necrosis a menudo es reemplazada por adipocitos).
  • El segundo mecanismo es la infiltración grasa (o “fatty infiltration”), en la cual los adipocitos se acumulan en la glándula, sin haber pérdida de células acinares. A diferencia de lo que ocurre con la grasa hepática, que es intracelular, la grasa pancreática se acumula en la región interlobular, tanto del parénquima exocrino como de las islas de parénquima endocrino. Este mecanismo es el más asociado con la obesidad, DM-2 y con el Síndrome Metabólico.

Epidemiología

Los datos sobre la incidencia y prevalencia de la esteatosis pancreática aún son escasos, especialmente en occidente. En oriente, en 16-35% de las personas tienen este hallazgo en exámenes de imagen. En individuos sometidos a ultrasonido endoscópico, el hallazgo de esteatosis pancreática fue en 27% de los pacientes.

En metanálisis conducido por Singh y colaboradores de 11 estudios con 12.675 pacientes, la prevalencia global fue del 33%. Estos pacientes tuvieron un 67% mayor riesgo de hipertensión, un 108% mayor riesgo de diabetes y un 137% mayor riesgo de Síndrome Metabólico.

La obesidad se mostró como el principal factor de riesgo para el hallazgo de esteatosis pancreática. Y algunos estudios también relacionaron el hallazgo de enfermedad hepática grasa no alcohólica (NAFLD) con esteatosis pancreática, aunque la acumulación de grasa pancreática preceda la aparición de grasa hepática.

Diagnóstico

El diagnóstico definitivo de la esteatosis pancreática es con el análisis histológico, sin embargo es raro disponer de biopsias pancreáticas en el contexto de enfermedades benignas. Por lo tanto, es necesario utilizar exámenes de imagen no invasivos, tales como:

  • Ultrasonido trans-abdominal: es un examen bastante disponible y que no utiliza radiación o contraste. Sin embargo, siendo el páncreas un órgano retro-peritoneal, la evaluación de la glándula se ve perjudicada por interposición gaseosa y por el propio biotipo del paciente. La característica ultrasonográfica es de un páncreas hiperecoico, en comparación con los parénquimas hepático y esplénico.
  • Ultrasonido endoscópico: método más utilizado para diagnóstico y graduación de la esteatosis pancreática (que puede variar de I a IV, siendo los tipos I y II considerados páncreas normales, y tipos III y IV considerados páncreas esteatóticos). La graduación se hace en comparación con el parénquima del bazo. Sin embargo, aún hay poca concordancia entre observadores, y se necesitan estudios multicéntricos y con mayor número de participantes para que esta graduación sea validada.
  • Tomografía de abdomen: en la tomografía de abdomen sin contraste, podemos observar un páncreas hipoatenuante en relación al parénquima esplénico. Hay una buena correlación entre los índices tomográficos de atenuación y la histología. En el estudio sin contraste, sin embargo, se puede perder el diagnóstico de masas pancreáticas que también pueden presentarse hipoatenuantes.
  • Resonancia magnética: método seguro y eficaz para diagnosticar la esteatosis pancreática, ya que tiene mayor precisión para la evaluación de partes blandas. Sin embargo, se necesitan más estudios para determinar la cantidad “normal” de grasa en individuos saludables.

Impacto clínico

Algunas situaciones relacionadas con la esteatosis pancreática están siendo planteadas en los estudios más recientes. Aún existen muchas dudas sobre el verdadero impacto clínico de este hallazgo, pero lo que tenemos de positivo hasta el momento es:

  • Relación de la esteatosis pancreática con la obesidad: hay correlación de esteatosis pancreática y obesidad, así como reducción de la esteatosis con la pérdida de peso. En individuos sometidos a cirugía bariátrica (by-pass o gastrectomía vertical) hubo una disminución significativa de la grasa pancreática, independientemente de la pérdida de peso o control de comorbidades (como la diabetes, por ejemplo).
  • Relación de la esteatosis pancreática con la Diabetes mellitus: en individuos diabéticos, el hallazgo de esteatosis pancreática es común, y aumenta con el tiempo de enfermedad. Sin embargo, hay dudas sobre si la presencia de esteatosis pancreática puede potenciar la disfunción de las células beta pancreáticas, y contribuir a un peor control glucémico.
  • Relación de la esteatosis pancreática y la Enfermedad hepática grasa no alcohólica (NAFLD): al parecer, la esteatosis pancreática precede a la esteatosis hepática en los pacientes con Síndrome metabólico. Casi la totalidad de individuos con NAFLD (97%) presentan infiltración grasa pancreática concomitante.
  • Relación de esteatosis pancreática y cáncer de páncreas: se sabe que la obesidad es considerada factor de riesgo para adenocarcinoma pancreático y, al parecer, la infiltración grasa en el páncreas tiene un papel en la carcinogénesis, independientemente de la obesidad. Este hallazgo se debe a la lipotoxicidad y liberación de sustancias resultantes del estrés oxidativo, como radicales libres de oxígeno. En el páncreas graso es mayor la incidencia de neoplasia intraepitelial (PanIN) y de adenocarcinoma ductal invasivo. Se sugiere, incluso, que los pacientes con esteatosis pancreática tendrían mayor gravedad del acometimiento, con más metástasis linfonodales.

Otras asociaciones no son posibles de hacerse en este momento, como: asociación con pancreatitis aguda, pancreatitis crónica o fibrosis pancreática, insuficiencia pancreática exocrina o aparición de fístula pancreática en el postoperatorio. Estas relaciones aún son controvertidas, y necesitan de mayores estudios.

Referencias

  1. Sepe, PS et al. Una evaluación prospectiva de la pancreatitis grasa utilizando EUS. Gastrointestinal Endoscopy, 2011. doi:10.1016/j.gie.2011.01.015
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  3. Catanzaro, R et al. Explorando el síndrome metabólico: Enfermedad pancreática grasa no alcohólica. World J Gastroenterol 2016 September 14; 22(34): 7660-7675. DOI: 10.3748/wjg.v22.i34.7660
  4. Chang, ML. Base metabólica centrada en la pancreatitis grasa del adenocarcinoma pancreático: De la obesidad, diabetes y pancreatitis a la oncogénesis. Biomedicines 2022, 10, 692. https://doi.org/10.3390/biomedicines10030692.

Cómo citar este artículo

Marzinotto, M. Esteatosis Pancreática – ¿Dónde estamos? Gastropedia 2021, vol. 1. Disponible en: https://gastropedia.com.br/gastroenterologia/pancreas/esteatose-pancreatica-onde-estamos